exposiciones individuales

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No new tale to tell, 1994 - 1999

2017

No New Tale To Tell 1994-1999 nació de la exploración del archivo de Andrea Ferreyra. Carpetas, hojas de contacto, cuadernos de trabajo y demás materiales, vislumbraban posibilidades de crear una exposición. Durante este acomodo se encontró obra que no había sido mostrada, documentación de procesos, imágenes u objetos que servían a un propósito específico durante una acción, pero que aún alejadas de su contexto original seguían teniendo sentido y mucho potencial.

Durante los noventa, al principio de su práctica artística, Ferreyra formó parte de una rica escena del performance que usaba el medio para subvertir la figura del objeto artístico, para escapar de las convenciones objetuales del arte y hacer una crítica más incisiva de la realidad que se desarrollaba en nuestro país.

Ahora, más de veinte años después, es casi irónico que esta exposición que revisa ese periodo de tiempo, se conforme de los objetos residuos de las acciones, fotografías que documentaban o apoyaban los performances y obra bidimensional que la artista continuó produciendo a pesar de la postura performática.

Eventualmente la obra de Ferreyra se desplazaría radicalmente, su búsqueda personal la fue adentrando a otros terrenos donde ya no se buscaba hacer una acto con un público que acudía específicamente a verlo, los intereses de Ferreyra se colaron en el terreno del Situacionismo, la intervención de medios y la confusión y mezcla de la realidad y la ficción; estos elementos que son clarísimos en su obra más tardía, se empiezan a vislumbrar en las obras aquí presentadas: los registros de piezas nos hablan de una necesidad de salirse del campo de acción del performance y el uso del espacio público. En las obras vemos a Ferreyra utilizar la expectativa, el lenguaje y los objetos más ordinarios para alterar su significado, con ellos rompe y pone en tela de juicio la dictadura de la vida cotidiana y su mediocridad apática, el deseo como una mercancía vulgar o el consumo chatarra y sus nexos con la asqueante realidad de un país más preocupado por la vida del vecino que por lo que pasa en su propia casa.

Esta muestra nos habla de un presente perenne, inmutable y continuo. No hay nada nuevo que contar porque no hay nada nuevo bajo el sol. Los comentarios al margen o directos, que hace Andrea Ferreyra siguen siendo vigentes hasta el día de hoy, siempre desde el humor (porque qué otra cosa nos queda más que reír) desde la navaja afilada del sarcasmo que a su vez nos habla de algo muy serio.

La obra de Andrea Ferreyra invita a reflexionar esos casi imperceptibles momentos de libertinaje dentro de la vida común, de lo desagradable y sus posibilidades subversivas, de mantener un espíritu rebelde, porque el mundo me hizo así, y si bien esta exposición es profundamente ácida, es gracias a ese malestar que nos ponemos a cuestionar la realidad y la pertinencia de nuestros actos.

Laos Salazar, 2017

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Marienbad

2016

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Las amigas pobres de Barbie

 

La Panadería. México, D.F.

1999

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